¿Son las gafas de un editor las mismas que las de un lector?

 


(Entrada basada en una encuesta en la que participaron más de 400 lectores)

Cuando se adquiere alguna experiencia en el mundo de la ficción, es inevitable plantearse ciertas preguntas, pero siempre sobresalen dos: por qué y para quién se escribe una novela.

La primera es fácil de responder. Y es que, si dedicas cientos de horas a crear mundos alternativos, a imaginar historias, posibles o imposibles, a asesinar, a redimir personajes tan vivos como podría estarlo cualquiera de nosotros —porque quién sería capaz de decir que es nuestra vida más vida que la de esos personajes que bucean las páginas de un buen libro— si consumes el tiempo libre que de no escribir tendrías disponible para cientos de actividades lúdicas, entonces es que sin el menor paliativo, te encanta hacerlo. Tan solo por eso se escribe, porque te apasiona, porque disfrutas con ello.

Contestada la primera, queda la segunda: ¿para quién escribimos? Hay —al menos bajo mi punto de vista— dos respuestas posibles. Quizá tres. Una es que escribimos para un editor, o dicho de otro modo, para que un lector editor (lector que se dedica a seleccionar manuscritos entre miles de ellos) nos descubra. Otra es que escribimos para nuestros lectores. Y por supuesto otra es que escribimos para ambos, es decir, para lectores y para lectores editores.

Lo que un lector editor busca es bien sabido, y está documentado en montones de artículos y blog: calidad literaria, temática, tramas principal y secundarias, número de páginas, actualidad del tema y encaje en la línea de la editorial para la que el lector editor trabaja, entre otras cuestiones. En los últimos años, puedo decir que he participado en cierto número de concursos, cada vez menos por motivos que no vienen al caso, incluso he conseguido algunos premios nacionales de relevancia, y también he tenido oportunidad de hablar con varios de estos lectores editores. Todos me han transmitido más o menos lo mismo: «Es en la primera página, incluso en el primer párrafo, donde un manuscrito que lucha por salir del montón de los miles recibidos al años se la juega. Si el primer párrafo, la primera página, tal vez la segunda, no brilla como el sol, irremediablemente, ese manuscrito será lanzado desde la mesa del lector editor a la papelera, y son tantos los que viajan así —sin más alas ni salvavidas que las de sus páginas ondeando al viento mientras recorren esos pocos metros— que podría dar miedo. O al menos, le quitaría las ganas de escribir a aquellos que tan solo escriben para contentar al lector editor.

Es llegados a este punto cuando me surgió la duda de si son esas mismas cualidades las que un lector —se entiende un lector no editor— busca en una novela de ficción. Y me pregunté si sería una buena idea consultárselo a ellos, a los lectores corrientes y molientes como tú y como yo.

Tras una breve reflexión, así decidí hacerlo la semana pasada. Aprovechando que soy miembro de algunos grupos de lectores y escritores en un par de redes sociales, decidí preguntar el motivo por el que alguien que ha comprado una novela, alguien que se supone que ya se ha gastado el dinero en ella —porque supongamos que es un alma de Dios que valora el trabajo ajeno y lo ha hecho—, decide dejarla a medio leer. La pregunta concreta y el resultado de la encuesta, en la que participaron más de cuatrocientos (400) lectores, son los que se adjuntan en las imágenes.

Del análisis pormenorizado de dicha encuesta, se deduce que el 35 % han dejado una novela abandonada en el rincón más oscuro de su ajetreada vida porque no les ha enganchado la trama. El 30 % la han lanzado a la hoguera del olvido porque era demasiado larga para dedicarle el tiempo necesario, y tan solo el 15 % lo hicieron porque estaba mal escrita, o porque la calidad literaria era mala.

Yo me resisto a creerlo, pero eso dicen los lectores que han participado en la encuesta: que no tienen un especial interés en las novelas largas, que les da más o menos igual la prosa, la ortografía, la gramática, el estilo literario, y que lo que lo que de verdad les engancha es que la trama, la historia.

Amigos míos, no es eso lo que me dijeron los lectores editores que buscaban en el primer párrafo, en la primera página para evitar el corto vuelo sin paracaídas hasta el cubo de la basura.

Pero claro, esta tan solo es una pequeña encuesta real realizada sobre lectores corrientes y molientes, y no le corresponde a ella, ni a una modesta entrada en el blog sacar conclusiones.

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